¿Qué aspecto de tu vida está reclamando que “mates a la vaca”?
May 18, 2023
Hoy me reencontré con esta antigua fábula llamada “Matar a la vaca”, muy utilizada para referirse a la necesidad de “salir de la zona de confort”
A continuación de la misma comparto algunas ideas…
Érase una vez un sabio que viajaba por el interior de su país acompañado de su joven discípulo. Una noche llegaron a una casa en medio del campo. Las condiciones de la casa eran miserables. Se veía vieja, medio derruida, húmeda y muy fría.
Al verlos llegar, el padre de familia salió a recibirlos y les ofreció hospedaje y comida. Mientras compartían la escasa comida de aquella pobre gente, el dueño de la casa les mostró su más preciado tesoro: una vaca cuya leche era alimento para toda la familia, gracias a la vaca no morían de hambre.
A la mañana siguiente, muy temprano, los dos viajeros continuaron su camino mientras sus anfitriones aún dormían. Entonces, sin mediar palabra, el sabio tomó su cuchillo y sacrificó a la vaca.
El discípulo no se lo podía creer. Aquel hombre que consideraba sabio había acabado con la única fuente de alimento que tenía aquella pobre familia. Le pidió explicaciones a su maestro, pero este se limitó a decirle que era necesario y que con el tiempo lo comprendería.
Pasaron unos años y el discípulo y su maestro regresaron a aquel paraje. Al llegar, encontraron un paisaje bien distinto. En lugar de aquella vivienda miserable y medio derruida que recordaban, encontraron una casa de ladrillo nueva, un par de graneros, parcelas sembradas y un paisaje de prosperidad. Los viajeros se acercaron a la casa para pedir alojamiento para la noche. Cuando se sentaron a la mesa para cenar, el discípulo reconoció a la familia que los había acogido años atrás. Ahora todos ellos vestían con ropa nueva y se les veía con muy buena salud. El chico miró a su alrededor y observó que la casa era muy acogedora, todo lo que les rodeaba se veía limpio y de calidad. Nada tenía que ver con la vieja casa que habían visitado años atrás. El joven, sorprendido de ver aquel cambio tan radical, les preguntó cuál era la fuente de tanta prosperidad. El granjero tomó la palabra.
“No lo va a creer, pero mi familia y yo vivíamos en la más terrible miseria. Apenas lográbamos subsistir gracias a una vaca que era nuestra única posesión. Su leche era nuestro único alimento. Un día, no sabemos por qué, alguien la mató. Creímos que era el fin del mundo, nos desesperamos al pensar que ya no tendríamos con qué alimentarnos.
Tuvimos que actuar rápido y decidimos aprovechar su carne. Al menos así comeríamos algunos días más. Sin embargo, como no podíamos consumir toda la carne ni conservarla sin que se echara a perder, decidimos canjear parte de la carne por algunas semillas y útiles de labranza. Pensamos que estaría bien sembrar algunas semillas en nuestra parcela así es que, poco a poco comenzamos a plantar diferentes vegetales y verduras. Aprendimos de agricultura y también jardinería y descubrimos que teníamos talento para hacer otras cosas.
La muerte de la vaca nos hizo reinventarnos. Al principio nos pareció una tragedia, pero gracias a eso, hoy vivimos mucho mejor que cuando estaba nuestra amada vaca”.
En ocasiones permanecemos en situaciones (sean relaciones, ocupaciones) escudándonos en la idea de estar en nuestra zona de confort… y yo me pregunto ¿qué confort? Si me siento en una zona de confort/confortable, según el diccionario: “que produce bienestar y descanso” ¿por qué querría moverse de allí? No sería posible, ya que estamos “diseñados” para movernos hacia situaciones placenteras y alejarnos de aquellas displacenteras o amenazantes…
En definitiva… sería muy poco funcional moverme de una zona confortable.
Ahora volviendo a la fábula… ¿Se sentía en una zona confortable la familia teniendo como único recurso para sobrevivir a la vaca? Seguramente no: “las condiciones de la casa eran miserables. Se veía vieja, medio derruida, húmeda y muy fría”
En ocasiones confundimos “no salir de la zona de confort” con “tengo miedo” “no voy a poder” “no quiero fracasar” “qué van a decir los demás” “estoy demasiado grande” “voy a repetir la historia de mis padres” … etc., etc., etc.
Estas creencias, miedos y programas inconscientes son los que nos mantienen estancados en una situación que no es favorable. Puede que una vocecita interna nos diga que hay algo mejor más allá de “la vaca”, pero la desoímos porque aún no tomamos la decisión de liberarnos de viejos patrones (propios o heredados) y animarnos a vivir la vida que deseamos.
¿Qué aspecto de tu vida está reclamando que “mates a la vaca”?
¿Qué cambios deseas experimentar en tu vida?
El primer paso es darte cuenta… El segundo es buscar la raíz de lo que te impide hacer el cambio, y eso significa trabajar, en un espacio terapéutico, sobre la información inconsciente que guarda tu cerebro impidiéndote dirigirte hacia donde quieres. A través del trabajo terapéutico se logra unir, integrar, conciliar, rendir, extender movimientos del corazón hacia aquello que no fue reconocido, que no fue apreciado. Para ello, es preciso abrir los ojos a los hechos tal como son, tal como fueron, porque parte de los problemas que tenemos vienen de no querer ver o enfrentar. Da miedo enfrentarse a la muerte de la vaca, pero ya sabes que tras ella aparece un mundo lleno de posibilidades.